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sábado, 8 de enero de 2011

Que conste que no soy yo!

Caminaba sola.Era la quinta vez que pasaba por aquella calle. Un grupo de heavy/punk/rockers adolescentes tocaban cerca. Sin embargo, no la conocían. Ella siempre estaba sola... Repetía el caminar por aquel lugar soñando con que aquellos muchachos se fijaran en ella y la invitaran. Pero nunca sucedía. Pasaba por allí todos los veirnes, y sábados. Su soledad le daba un aire borde que no tenía en absoluto fundamentos. Era una niña sensible.

La mayoría de la gente de su edad paseaba a esas horas del brazo de alguien de camino a casa. Tenían con quien hacerlo.Existía una alma tan libre como triste que no lo hacía. Escapaba de todo lo común. Se resignaba a no llegar nunca a ser de esa clase de gente. Intentaba luchar contra el sistema, intentaba ser ella misma... Pero no funcionaba. Eran más. Imposible no sertirse avergonzado de sentir... de sentir pena, remordimientos, el resto de seres humanos no sentían.

Uno de los melenudos era un viejo amigo suyo. NO era el chico que le gustaba, pero le gustaría ser algo más para él. Pasó cerca, pero este nisiquiera reconoció su cara.

Volvió a casa. NO quedaba nada que hacer por allí. SE había vuelto a dar cuenta de lo patética que era. Las demás putas estaban juntas, hacienole putadas a los demás. Tenían amigos.

De camino, pronto sus lágrimas tocaron suelo.Ella ya hacía tiempo que había tocado fondo... pero seguía cayendo. Caía en un bacío inmenso. El viento frío le atravesaba la piel hasta clavarse contra sus huesos. Sus ojos negros se habían vuelto rojos. Su cuerpo parecía vagar sin rumbo. Bajaba la cabeza, avergonzada de sus lágrimas. La gente la veía, pero nadie se paró a preguntar. Tenía miedo. Miedo a absolutamente todo. Todo lo que la rodeaba. Putas las hormonas...no, no eran hormonas. Este problema venía de mucho más allá. Su tristeza era más grande. Más grande incluso que la ciudad en la que se escondían sus miedos. Hacía iempo que nadie se sentaba a hablar con ella. Nadie. Sola, siempre sola. fría. Como siempre, regresaba a casa con las manos bacías y los ojos llenos de lágrimas. Sola, siempre sola. Cansada de no hacer nada, de no vivir tan siquiera, de no ser persona, de no poder gritar...Sola, siempre sola.

Unas crías que la conocía pasaron de largo. Olló las carcajadas y cerró los ojos. Y cuando los abrió, todo seguía igual. No había alternativa, no había consuelo, no había Dios ni Rey a quien llorar. Lo peor era lo ridícula que se sentía. Lo incomprendida, lo sucia, lo triste, lo penosa, muy penosa.

Lo sola.
Lo muerta que estaba.

Legó a casa y entre lás sábanas, mojadas por las lágrimas que demostraban lo triste que era, pasó el resto de la noche.

Lloraba. Lloraba las burlas, los sueños, el dolor, el amor, LA INCOMPRESION, la soledad.
Lloraba lágrimas que otros reían.

3 comentarios:

  1. Y yo que pienso que pronto encontraremos a alguien más... nose, como tú o como yo.
    ¿distintos? o lo que sea.
    las cosas solo pueden ir a mejor, y no tardarán mucho.
    Cuídate, yo también escribí mi entrada, pero no me puedo comparar contigo. Lo que yo escribo no suele tener sentido.
    :)

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  2. Oh dios santo??? Como lo haces para escribir asi??? Está claro que yo y mis textos son una mierda comparada con esta puñetera entrada.
    Sigue con esa magia al escribir,aunque hables de penas haces feliz (o simplemente das vida) a mucha gente :)

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  3. De verdad que me encanta esta entrada... me siento ligeramente identificada la verdad, porque ahora mi vida se limita air paseando yo sola, sin nadie con quien reír o llorar... sólo espero que esto cambie!
    Un besooo!

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