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sábado, 25 de diciembre de 2010

Depresión de 25

 Mirando al cielo suspiré su nombre, y se lo llevó el mismo viento que hacía años se lo había llevado a él...

Creyendo que alguien se habría interesado por mí(...)
 De no haber sido así, preguntándome si habría valido la pena. Triste, miré al cielo. Y me pregunté si pudiera llegar a despegar mis pies del verde suelo (...), del oscururo mundo que me intentaba acaparar.

Cantando canciones que provaban que no habría estado sola de haber nacido en aquel año (...) muriendo, latiendo mi corazón sin razón aparente, ignorando mis súplicas de que no lo hiciera.

Sonriendo en momentos de bipolaridad que me seguían demostrando mi locura, a mí, porque yo jamás fuí capaz de demostrarle nada a nadie, de gritar, de expresarme.

Blsfemando contra estrellas que ya no brillaban, astros que se habían caído al suelo como sueños rotos. Lágrimas exageradas, la certeza de que no servía para nada.

Cortadas mis alas me habían obligado a no vivir en mis nubes, aunque el suelo no valiera para nada la pena. Arrancada mi infancia, muerto mi ángel y mi luz.

Impotente para poder describirlo, que es lo que más duele. Tenerlo dentro y no poder vomitarlo, no poder compartirlo. Mis penas son tan complicadas como estas palabras y se supone que vuestros consuelos tan creíbles como sus canciones (...)

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